El
colesterol es una molécula esencial para la vida, que forma parte de multitud
de funciones en el organismo. Es necesario para que el cerebro, el estómago,
los músculos y el corazón funcionen adecuadamente. Al mismo tiempo, es la gran
bestia negra a combatir en temas de salud. Millones de personas toman
medicación para controlarlo y así evitar un posible infarto, una relación que
parece no estar demasiado clara.
Hace
unos años 250 mg/dl era el nivel a partir del cual había que empezar a
preocuparse. Más tarde lo bajaron a 220 mg/dl y actualmente está en 200 mg/dl.
Todo esto provoca que cada vez haya más gente, por otra parte sana, medicada
con las famosas estatinas. El fin de todo esto es bastante obvio, el
enriquecimiento de unos pocos, aunque sea a costa de la salud de millones de
personas.
En el
año 2012 se realizó un macroestudio en Noruega, en la Universidad de Ciencias
Petursson. Durante una década, se hizo un seguimiento a más de 57.000 personas
y se llegó a la conclusión de que no existe relación alguna entre los niveles
de colesterol y las dolencias cardiovasculares. Y no solo eso, sino que en
posteriores investigaciones se ha descubierto que el colesterol protege al
hígado, además de mantener a raya las infecciones.
Qué es el colesterol bueno y el colesterol malo
Lo que
se define como colesterol malo o bueno, en realidad no se refiere al colesterol
en sí, sino a lo que lo transporta, las lipoproteínas.
Las
lipoproteínas de baja densidad (colesterol malo, LDL), trasladan el colesterol
desde donde se produce, el hígado, hasta los tejidos que lo precisan. Las
lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno, HDL), llevan el colesterol de
vuelta al hígado, después de haber sido utilizado por el organismo.
El gran negocio de las estatinas
Las estatinas,
el medicamento recomendado cuando se tiene el colesterol alto y uno de los más
recetados en España, mueven miles de millones anuales. Sin embargo, actualmente
existen distintas investigaciones que aseguran que no hay evidencias
científicas para recomendar este fármaco a personas que no hayan sufrido previamente
una angina de pecho o un infarto, o bien tengan un riesgo muy alto de
sufrirlos. En el resto de población, este medicamento es innecesario y no responde
más que a intereses crematísticos. No existe ningún estudio que relacione la
toma de estatinas con la reducción de los infartos.
Y los
efectos secundarios de este medicamento no son pocos. Se sabe que aumenta el
riesgo de padecer diabetes, problemas renales y hepáticos, cataratas y
dolencias musculares.
Según el periodista
Miguel Jara, desde hace un par de años algunos laboratorios farmacéuticos están
pretendiendo sustituir las estatinas por una nueva generación de medicamentos,
que son los anticuerpos monoclonales, fármacos poco eficaces, muy caros y que
tienen también importantes efectos secundarios.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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